En estos días de confinamiento (¡todos en casa!), leo un montón en redes, libros, artículos. Da la sensación de que el deporte ayuda a sobre-llevar todo este fenómeno pandémico. Y posiblemente sea así, aunque no lo tengo muy claro.
La situación de salud, política y social que estamos viviendo se asemeja a una de las siguientes situaciones (disculpen la banalidad de la comparación):
- 20 abajo y un cuarto por jugar, el entrenador cambia de jugadores o estrategia y … pierde de 40. Comienzan los capitanes a posteriori: «tenías que…»
- 20 abajo y un cuarto por jugar, el entrenador cambia de jugadores o estrategia y … gana de un punto en el último segundo: «qué grande eres, tenías razón».
¿a cuál se asemeja? siento decir que a la primera. Esta situación que vivimos, nunca va a tener una solución victoriosa. Los capitanes a posteriori, siempre dirán que las soluciones no eran «esas», eran «otras», porque nunca se sabrá que hubiera pasado si… Por favor, no vean en este comentario una defensa de las decisiones institucionales del gobierno, comunidad o ayuntamiento (tengo mi opinión como todo el mundo, sino no sería español), simplemente NO TENGO NI PUÑETERA IDEA DE LAS SOLUCIONES QUE A PRIORI HUBIERA TOMADO EN UNA SITUACIÓN TAN NUEVA Y CABRONA.
Imagínense que están preparando un partido cadete o infantil y que el equipo contrario es claramente inferior, que les ganamos lejos del aro, cerca del aro, etc. Y aparecen con 4 serbios de 2 metros y dos africanos 10 años mayores de 2,10. Y les vemos pasar por la puerta y nos preguntamos: ¿WTF? y vemos a nuestros supuestos jugadores que deberían ganar a ese equipo sin problema. Crisis: «¿qué hacemos? Ya os digo yo, que ninguna solución será buena. Ya os digo, aunque lo supierais desde la jornada anterior, las soluciones siempre serían múltiples y todas ellas adecuadas sobre el papel:
- bueno, como son más grandes vamos a correr…
- bueno, como son tan grandes, manejamos mucho el balón y atacamos los últimos 5″ para provocar faltas…
- bueno, como son tan grandes les presionamos en todo el campo…
- bueno, como tiran muy bien desde fuera, les vamos a presionar la línea de pase…
- hagamos 2c1 para que suelten el balón…
Y todas las soluciones anteriores serán buenas y malas a la vez y lo que NUNCA sabremos, es qué hubiera pasado si hubiéramos hecho otra cosa. No lo sabremos nunca.
Mi pregunta y aportación sería: ¿Y si mantenemos la idea de la formación del jugador y hacemos lo posible para que ese niño, esos niños sigan creciendo deportivamente, independientemente de si el niño que tienen enfrente es tal o cual? Podemos adaptar la formación a ese momento concreto y aprovechar la situación para que sean más valientes, para que se pongan a prueba, etc.
Nuestras fortalezas tienden a convertirse en debilidad cuando se enfrentan a enemigos poderosos que no esperábamos y eso es lo que nos está pasando como nación, como país y la pregunta que seguramente tengamos que hacernos, ahora, no cuando todo esto termine, es si nuestro modelo de trabajo, nuestra metodología de enseñanza o nuestro modelo productivo de país, permite esto y permite enfrentarse, aunque sea con derrota a estos enemigos tan superiores. Recomiendo la película, ahora que tendrán tiempo, de Moneyball.
Pero hay otra cosa importante que me gustaría destacar. Cuando terminamos un entrenamiento o un partido, individualmente, podemos salir mejores, peores o iguales de él, y no siempre que ganemos saldremos mejores y no siempre que perdamos saldremos peores. Ahora bien, partidos tenemos o tendremos todos los fines de semana y entrenamientos todos o casi todos los días, pero esta situación es única, diferente, no comparable y de veras que la oportunidad que tenemos es extraordinaria. Podemos salir:
- Mas resilientes, más empáticos, más pacientes y comprensivos.
- Mejores educadores (los que tengamos hijos o convivan con hermanos pequeños).
- No dejándonos llevar por lo fácil.
- Mejores hijos y mejores hermanos.
- Sabiendo hacer más cosas y dando valor a aquellas otras cuestiones que antes eran una anécdota, porque siempre estaban y estarán, sin darnos cuenta, y ahora son categoría, porque somos conscientes de que están y estarán.
- etc…
El baloncesto, el deporte de competición, pasa a un segundo plano cuando está en juego la vida. Saquemos conclusiones, todos, de esta situación y entendamos que no hay una sola solución a los problemas y que cuando el enemigo es inhumano, se convierte en un cabronazo sin sentimientos, que machacará el aro y si puede te pegará una patada en la cara y ante ese partido, la capacidad individual y la inteligencia colectiva, es la única manera de salir reforzados ¿podemos evitar la derrota frente a un equipo verdaderamente superior en todo? posiblemente no, pero podemos valorar haber dado individualmente todo lo que estaba en nuestra mano. Como dice el el epitafio de Max Aub: «Hice lo que pude». Abrazos
#TodosEnCasa #DeEstaSalimosMasFuertes.