Buen tema de ascensor, el tiempo. Cuando la gente habla de mi como entrenador dicen que mis equipos juegan rápido y que se tiran hasta las zapatillas, que son unos chupones. Creo que es un error, vamos, cualquiera puede pensar lo que le de la gana, estaría bueno. Mi intención siempre ha sido y será, que el jugador decida rápido. Me da igual lo que haga y hasta cómo lo haga, pero quiero que decida, se arriesgue y asuma la responsabilidad de ese riesgo, tanto para lo bueno como para lo malo. Como diría Stefan Harris, sobre el escenario no hay errores. El único error es que no haya conexión entre los jugadores (a partir del minuto 6 es cuando empieza, os lo aconsejo);
¿Y por qué la velocidad es tan importante?, tiene pros y contras:
Por un lado:
- Es la mejor forma de explotar el talento, es decir, el niño hace aquello que considera que es lo correcto y por tanto permite poner su calidad personal y física al servicio de su desarrollo técnico.
- Es la mejor forma de que el niño haga cosas diferentes cada vez, porque se actúa en modo automático y eso permite que la cualidad del niño prevalezca a la demanda del entrenador
- Es la mejor manera de interiorizar detalles técnicos, puesto que el niño hace suyos movimientos técnicos muy concretos y específicos.
- Produce jugadores con personalidad propia, resolutivos, porque se acostumbran a producir peligro y autónomos, porque una vez que el niño esté en modo de auto-aprendizaje y auto-gestión, es imparable.
Los contras:
- Puede tender a hacer solo aquello que sabe hacer, seguro, pero lo siento, aquí es donde entra el ejercicio, el talento del entrenador y la capacidad de mostrar al niño diferentes alternativas. Hay que reforzar la técnica con ejercicios que permitan al niño conocer, pero la aplicación de éstas, debe depender de él.
- Distancia cada vez más a los mejores de los peores. Si y esto es lo que tiene estar en un deporte tan poco democrático. El grande destaca, el pequeño tiene que hacer más y más rápido. Solución: estar atento para exigir más a los que se queden atrás. Aún así nunca he notado que se queden atrás niños, porque si exiges al niño, él responde y todos tenemos un talento natural diferente. Unos son altos, otros más guapos y otros la tienen más grande, pero eso forma parte de la naturaleza humana.
- Es un puñetero caos. Efectivamente, y aunque esto debería estar en los pros, lo pongo aquí, porque es lo que la gente siempre piensa: «joder, qué caos. voy a pedir tiempo muerto». Debemos entender que el aprendizaje es caótico, no puede ser de otra forma, o si, pero no creo que sea real. Aprender a desenvolverse en el caos es el primer paso para decodificar los problemas de un partido más rápido.
- Los entrenadores no tenemos paciencia. Y claro, junto con la anterior, viene este punto. Somos incapaces de permitir el caos, porque eso puede suponer una debilidad en nuestra autoridad. Si un entrenador no pide un tiempo muerto en un momento en el que su equipo está inmerso en «el caos», es que está perdido, que no tiene ni puñetera idea, que le sobrepasa la presión. Pasad de esos paradigmas. El buen entrenador es el que entiende lo que cada niño y niña necesita en cada momento, la palabra adecuada, el gesto y el que es capaz de entender cómo facilitar su aprendizaje.
Y además, es un reto. Disfrutar