Ya se, puede ser disciplina con información. Pero quiero enfrentar una y otra. Os voy contar una historia.
En los años 50 del siglo primero, los romanos invadieron Britania. Es una historia muy interesante sobre «civilización» y «bárbaros», pero no voy a entrar ahí, quiero hablar de Boudica, una reina Icena (una zona de la isla de UK). Decían que con una gran inteligencia y carácter.

Bien, palma su marido, que se había plegado a los romanos y queda ella expuesta y maltratada por los invasores romanos. Total, que se rebela y se lía a bofetadas. Invadió creo que tres grandes ciudades al sur y las dejó como un solar. Pero, ella quería enfrentarse al gobernador romano, Paulino, que había ido a intentar pararla y que era tan inteligente como ella, pero y aquí viene el sentido de mi historia…
Ella, Boudica, se intentó imponer porque sí a los grandes jefes britanos, que muy disciplinados no eran. «Es mi guerra», decía ella. Tú atacas por aquí y tú por allí. Y ellos callaron y dijeron pues no, yo por allá que mola más.

Él, Paulino, contaba con 10.000 hombres frente a los 80.000 «bárbaros». Estaban acojonados todos menos él. Y les dio información y les dijo porqué iban a ganar esa batalla y la ganaron a la primera, sin segunda vuelta.
Todo esto, que tenéis en los libros y que os animo a leer pues es una historia increíble (y la de Carataco años antes tiene los mismos mimbres), viene a intentar aportar algo que me llama mucho la atención en los entrenadores, sobre todo, en los más jóvenes. La disciplina. La disciplina pierde valor frente a la información. Claro, podéis pensar que si Boudica se hubiera impuesto a sus jefes obligándoles a ir por los flancos en vez de ir todos de frente y a pecho descubierto, posiblemente hubiera ganado, pero lo dudo. Las cosas que se hacen sin información, sin conocimiento y sin razonamiento, no sirven. Los romanos fueron disciplinados, pero convencidos de lo que tenían que hacer. Hasta el último soldado sabía que iban a ganar.
Este post simplemente pretende hacer entender que en formación, el niño debe saber lo que está haciendo y para que sirve lo que hace. Si a un niño (y me atrevo a decir que un senior) se le exige algo porque lo digo yo, que soy el entrenador y si no lo haces te sientas y no juegas, estás cavando la tumba deportiva del niño y será obediente, pero inútil.

La disciplina está para otros ámbitos, como el del trabajo, el del esfuerzo, el de la perseverancia, pero nunca para la imposición sin información adicional. Si tratamos a nuestros jugadores como meros muñecos de la Play, no serán capaces de actuar por si mismos.
Boudica no explicó a sus jefes porque tenían que ir unos de frente y otros por los flancos, igual que, años antes, Carataco no insistió que la única posibilidad, frente a los romanos, era la guerra de guerrillas y los dos perdieron porque intentaron imponer sin informar. La virtud de un entrenador es entender lo que le hace falta a cada uno de los niños de su equipo y comunicarlo.
Y ya que has llegado hasta aquí, mi libro, de momento en Amazon y espero que pronto en librerías.