Él, es Aíto García Reneses. Posiblemente el mejor y mas completo entrenador que hayamos tenido y exportado. Dicho el peloteo (no me conoce, por lo que da igual que le haga la pelota), comienzo el post sobre un tuit suyo en inglés y en español.
Toda la razón, pero me gustaría, dentro del riesgo que esto supone, matizar alguna cuestión que me parece relevante y, aunque sé que pocos entrenadores estarán de acuerdo, tener en cuenta que si no lo hago, no sería yo. Creo que el matiz está en «Enseñando a jugar en cualquier parte del campo«, donde yo lo cambiaría por «Permitiendo que el niño juegue en cualquier parte del campo«. Así dicho, puede parecer una pijería propia de un iluminado, pero creo que no, es muy importante, según mi forma de ver el aprendizaje baloncestístico y la formación que ésta conlleva.
No es lo mismo enseñar a alguien a jugar a 8 metros, que permitirle que juegue a 8 metros. En el primer caso, existe una inercia hacia la didáctica de lo que el niño tiene que hacer a 8 metros dándole herramientas para que se desenvuelva. En el segundo caso, existe la obligación por parte del entrenador de dar herramientas para que el niño juegue donde le salga del pijo y llegado el momento, si fuera necesario, obligarle a hacer cosas con las que no se encuentra cómodo.
En el primer caso tenemos, siendo optimistas, un buen entrenador que dice al niño lo que debe hacer y le da la libertad para poder hacerlo (aunque aviso, que habiendo muchos entrenadores buenos, hay muy pocos que sean capaces de hacer esto) y en el segundo caso, tenemos a un observador que permite al niño entender su juego e ir creciendo sumando habilidades creadas por él mismo, con las herramientas que el entrenador le aporta (de estos entrenadores, hay muchos menos).
Pero el matiz, no se queda aquí, enseñar al niño a jugar es peligroso porque los entrenadores enseñan lo que saben, no lo que les queda por saber. Mientras que permitir que el niño juegue creo que coloca al niño en una posición de trabajo mucho más preparada para la mejora continua. No pretendo cambiar formas de pensar, sería demasiado estúpido por mi parte, pero si intento que la gente que me lee al menos piense, aunque sea durante un minuto, si lo que digo, podría cambiar, a mejor, su forma de formar mediante el baloncesto.
En fin, una excusa para seguir hablando de mi Básquet Stage y de mi libro. Sed felices.