No, no es un tuit sobre política, es un tuit sobre la importancia de jugar y jugársela teniendo oposición. Y lo cierto es que es normal que entrenadores noveles quieren eso, mover y mover y mover el balón para que al final exista un tiro sin oposición: «Pero Juanito, si en la esquina estaba Pedrito solo, ¿por qué no le has pasado?». Empezamos el post…
Pues puede que Juanito haya visto a Pedrito o puede que no le haya visto, nuestra labor como entrenadores es que le haya visto, pero que sea su decisión si pasarle o no pasarle y es más, que si no le pasa no sea porque no sabe, simplemente porque ha decidido no hacerlo. Todo esto, que parece muy naif, no lo es. Antes que un deporte de equipo, esto es un deporte de asunción de responsabilidades y esto es lo que debemos analizar continuamente en el niño, las razones por las qué hace o no determinadas acciones en determinadas situaciones.
Si pasa el balón, puede estar bien, pero horriblemente mal sí lo hace porque no quiere asumir responsabilidades a la hora de jugársela y si no lo pasa, puede estar bien, o mal, si su juego se estanca y es incapaz de aportar alternativas de juego a compañeros. Por tanto, preguntar para saber, no para indicar si se ha hecho bien o mal. Sigo con mi cruzada de formar entrenadores observadores.
¿Y por qué titulo este post como La oposición? Simplemente porque lo anterior creo que es obvio, aunque viendo partidos de cierta categoría, no me parezca tan obvio, pero lo que no está tan claro es que tiene que existir la necesidad de que el niño se la juegue de vez en cuando con dos o tres jugadores alrededor. «Vale ya está este friky con el tema de la libertad», pues no, no este no es un tema de libertad o no libertad, es un tema de conocimiento y de confianza.
No voy a entrar en si es un chupón, es un inconsciente o no está sabiendo leer el juego. Comentarios, que por otro lado me parecen bastante vulgares y mediocres hablando sobre niños formándose mediante nuestro deporte. Pero si quiero defender encarecidamente que el niño sea capaz técnica, física y mentalmente de jugársela teniendo muchos jugadores alrededor. En ese momento, el niño está metiéndose en la boca del lobo y esto es sencillamente maravilloso, aunque le taponen, la pierda o la envíe al segundo anfiteatro. O aunque simplemente no sea el modelo de baloncesto que le gusta al entrenador de turno.
Cuando un niño se juega un tiro, una entrada o lo que sea con muchos contrarios alrededor, está explotando al máximo toda su artillería técnica, física y mental y es el momento idóneo para observar al niño, su resolución, su comportamiento, sus habilidades, etc. Ser capaz, como entrenador, de generar espacios de estrés controlados como éstos es fundamental.
Un niño no es un edificio que no se tiene que caer, que tiene que tener una estética diseñada y creada por un arquitecto. Un buen jugador de baloncesto es el resultado de las habilidades desarrolladas por un niño libremente durante mucho tiempo.
Y termino haciendo publicidad de mi Básquet Stage, del 5 al 25 de Julio, los días que quieras (mínimo una semana), en A’Coruña en una residencia increíble. De 12 a 18 años (más menos 1). Solo si quieres trabajar de lo lindo el 1c1. Infórmate y reserva cuanto antes, se van agotando las plazas.
