Este post va a ser rápido, creo. Veamos, el baloncesto es un deporte totalmente antinatural, donde los gestos técnicos no son gestos que hagamos habitualmente. Por tanto, el niño debe hacerse con ellos, pero claro no basta que el niño sepa hacer algo para que ese algo luego, el niño lo use y mucho menos, para que lo ejecute, básicamente por la poca naturalidad de los gestos «baloncestísticos». Bajo mi punto de vista, existen una serie de fases que responden a un ciclo, que creo que es el adecuado:
- Un niño tiene que repetir y repetir para conseguir que el gesto se haga natural, sin que le cueste hacerlo y esto solo se consigue sin oposición. Sí, el famoso 1c0 no solo sirve y mucho, es absolutamente necesario.
- Luego hay que aplicar el gesto a momentos concretos y eso solo se consigue con oposición activa, pero ligera. Si en este momento quitamos oposición, estamos trabajando el gesto, no la aplicación del mismo ¿Aplicación? por ejemplo, que un defensor coloque las manos abajo para que el driblador haga, o intente, hacer cambios de mano por delante. O que un jugador se ponga a un brazo de distancia para que el niño se acostumbre a tirar con esa oposición. Digamos que ahora se está modificando el gesto, pero en muchos casos se está adaptando a las características del niño, sí y solo sí, la fase 1 ha sido suficientemente tediosa, aburrida y repetitiva, algo a lo que el niño se tiene que acostumbrar y el entrenador no debería disfrazar (recuerden que estamos educando).
- Ahora ejecutamos ¿lo mejor?, para mí es el 1c1. Nos dejamos de tonterías y a desarrollar los gestos que consideremos y como los estamos entrenando, solo podemos hacer los gestos que queremos que el niño ejecute, que se apañe.
- Y ahora viene lo bueno, en mi opinión y solo en mi opinión, todo lo anterior no vale para nada, aquí llega el 5c5 (partido de competición) y es donde o se hace o se fuerza para que se haga. Si un gesto no se ejecuta en el partido, es no saber hacerlo. Podremos grabar al niño contra un conito o contra una oposición en el entrenamiento y enseñar a otros entrenadores lo bien que lo hacen mis nenes, pero no vale para nada, a no ser que organicen competiciones de quién es el que «mejor hace» un cambio entre las piernas o quién tiene la mejor mecánica de tiro del barrio, pero no vale si no se usa en el examen principal, que es el partido del domingo.
Y a todo lo anterior se suma la importancia de repetir los gestos sin oposición simplemente para tener la seguridad de que cada vez que haga ese gesto lo voy a hacer siempre muy parecido, algo que debería ser la máxima obsesión para los entrenadores de formación y que ya lo es para los jugadores profesionales que se precien.
Pero, ¿qué es lo más importante aquí?, fácil, el cuarto punto, que es lo que pocos entrenadores entienden. Un niño no solo aprende a pasar pasando y jugando (Aíto sic.), un niño aprende a tirar, a botar y a defender, en un partido detrás de otro, no en los entrenamientos. En los entrenamientos desarrolla habilidades y seguridades que se parecen a eso, a pasar, a botar a tirar y a defender, pero solo son eso, habilidades y no se parecen en casi nada a tirar, pasar, botar y defender en un partido (y no me refiero a un partido de entrenamiento, me refiero a la competición), ergo, los 5, 10, 15 o 20 minutos que esté un niño jugando, debemos obligarle a atacar, que es la única manera que tiene de poner a prueba su bote, su tiro o su pase o la defensa, donde si un niño está a tres metros de su par, con o sin balón durante todo el partido, no le pidas después que presione cuando haga falta, aunque lo hayas trabajado en el puto entrenamiento, porque no va a poder, ni saber, hacerlo.
Hago un paréntesis, si obligas a tus nenes a invertir el balón porque sí, tus nenes NO están a prendiendo a pasar, están aprendiendo a perder el tiempo.
El entrenamiento es un pasatiempo donde el niño desarrolla habilidades, seguridades y una capacidad de esfuerzo y sacrificio, algo que, como el valor en el soldado, debe tener de serie antes de llegar al partido del domingo, es más, un jugador no tendrá un acierto regular en los entrenamientos, hasta que no lo tenga en los partidos. Acierto en los entrenamientos no asegura acierto en los partidos, pero el acierto en el partido, asegura un mayor acierto en el entrenamiento y eso, queridos, queridas y querides (para que los bobes también me entiendan), es la base del crecimiento técnico del niño. El partido. Y sin querer mezclar formación con NBA, ¿sabéis cuántos partidos juegan en la temporada regular de la NBA? 82, la temporada regular.
Abrazos y viva el caos.