Viva el Caos

Ese niño es diferente, una rara avis.

Pensamos que todos los niños son diferentes, pero no, no me refiero a «esa diferencia». La mayoría de los niños, la inmensa mayoría, aprenden con procedimientos más o menos tradicionales, más o menos comunes, aunque cada entrenador tenga sus cosas metodológicas. Me refiero a aquellos niños cuya metodología tradicional es inadecuada y no me refiero a chavales discapacitados o niños, que tienen problemas de atención. No, la cosa no va por ahí.

Y las primeras preguntas, sin respuesta para mí, serían, si somos capaces de: 1. Detectarlos y 2. Mejorarlos.

He conocido pocos niños así y creo que en ninguno de los casos, he acertado con el trabajo realizado, sobre todo porque no he hecho trabajo, simplemente he dejado, en mayor medida que con el resto, que se auto-formen. Y aquí viene la tercera pregunta: 3. ¿es mejor no tocarles y dejarles libres o hacer algo que no sabes si va a funcionar? Tampoco tengo respuesta y genera, de manera irremediable a la cuarta pregunta: 4. ¿tenemos paciencia con estos niños? y para esta sí que tengo respuesta, no, al menos yo. Incluso cuando les detecté.

El problema de estas rara avis es que no hay dos iguales. Llevo más de 30 años entrenando y solo he sido capaz de detectar 3 como jugadores, creo que 4 y 2 en los tres campus que he organizado (resulta curioso, cuando se trabaja con mucho foco, se detectan muchas cosas). Total 5 o 6 y en todos los casos he sentido la necesidad de hacer algo especial, pero creo que rápidamente veía que no tenía sentido.

Son jugadores que ven la realidad de otra forma, o bien se anticipan y son capaces de crear escenarios, siempre diferentes, que suelen resultar acertados o bien son capaces de tener la mente en blanco, idiotez absoluta, no saben lo que van a hacer pero siempre hacen, siempre producen. En todos los casos, no saben cómo lo hacen, porque siempre actúan distinto, no hay criterios y aquí viene la siguiente pregunta en modo afirmación, la quinta: 5. Los entrenadores no somos tan listos, pero si detectamos esos criterios usados, esas soluciones, ¿son adecuadas para todo el mundo? No creo, porque uno de los aspectos que distinguían, al menos a los niños que yo detecté, era que no solo existe la solución aportada a un problema, existe la solución (gesto, acción), con su tiempo (momento y tiempo de resolución) y con la habilidad de no saber bien el sentido de la acción, porque son soluciones no enmarcadas en metodologías mas tradicionales.

Como ven, todo aquel que haya sentido la curiosidad por este post, estará ahora mismo pensando que ha perdido el tiempo leyendo esta entrada, no soluciono absolutamente nada y ya lo siento, aunque mirado desde otro foco, difícilmente suelo aportar algo con mis cosas. Ya lo dijo mi madre: «hijo mío, no has mejorado la raza, ni física, ni intelectualmente» (te quiero madre, allá donde te encuentres).

Aunque ojalá, al menos, este post consiga convencer a unos cuantos de dejar de decir la estupidez de: «hazlo fácil».

Ir al contenido