Hablemos de la creación de escenarios. Veo ejercicios donde se «fuerza» al niño a hacer algo en función de lo que hace su par:
- Que deja espacio el «defensor», pues hay que tirar.
- Que adelanta el pié derecho, pues ataca ese pié.
- Que está pegado al atacante, pues te vas al aro.
- Que el defensor se va por la derecha, pues bota por la izquierda.
- y más…
No me parece mal, pero tampoco me parece bien. Defiendo con cierta vehemencia que sea el niño el que ejecute el escenario que considere, tanto si tiene la posesión del balón, como si la posesión la tiene el equipo contrario. Delimitar las acciones a lo que la «defensa» permita, es un riesgo, porque la iniciativa no es propia, es ajena.
Un niño que ataca directamente a su par, está tomando la iniciativa del juego y eso tiene un valor supremo. En contra, si acostumbramos al niño a hacer lo «lógico», nunca sorprenderá y eso es poner la primera piedra de la mediocridad.
Hay tres criterios a la hora de gestionar escenarios:
- Métete en líos y disfruta haciéndolo.
- Siempre con la idea de atacar (balón o aro), no te estés quieto nunca.
- Fíate de la intuición.
Son tres criterios muy potentes y además sanos y formadores. Sanos, porque ponen al jugador a prueba y formadores porque enseñan al niño a confiar en sí mismos y a tomar la iniciativa. Pensemos si los ejercicios donde se especifica a priori lo que un niño debe o no debe hacer en función de una acción secundaria, forma al niño de una manera adecuada. Yo no tengo la respuesta correcta, pero sí que tengo mi propia idea formativa y apuesto por enseñar al chaval que todo, todo parte de esos tres criterios que he indicado.
Por otro lado, entiendo que mi forma de ver el baloncesto formativo sea discutible, pero creo firmemente que debemos conseguir que el niño haga esto no solo para desarrollarse en el éxito, sino también para hacerlo en el fracaso o llamémosle como queramos, error, por ejemplo.
La creación de escenarios es vital para la formación del niño y debe empezar a trabajarse cuanto antes, simplemente diciendo al niño que debe jugar creando alternativas, tanto para él, como para sus compañeros. Y ésta va creciendo y desarrollándose a medida que el niño va creciendo.
Hacer y que sea el otro el que reaccione a lo que estoy haciendo. Esa es la idea. Ir siempre por delante, nunca jugar con negras.